El camino hacia la neutralidad; una guía para empresas

 

Según la Ley de Protección del Clima, Alemania debe ser neutra para el clima en 2045. Pero, ¿pueden las empresas alcanzar realmente este objetivo? No sin un esfuerzo considerable, según el Dr. Tobias Heinen, experto en planificación y optimización de fábricas. El problema, dice, radica en la palabra "neutro", que significa que las fábricas prácticamente no deben emitir más gases de efecto invernadero nocivos para alcanzar la neutralidad climática. Conseguirlo en tan poco tiempo es -aunque deseable- una tarea ambiciosa y está plagada de tantos retos que su aplicación a tiempo para 2045 es bastante poco realista, afirma. En una entrevista con LAPP, el director general y fundador de GREAN GmbH explica por qué las empresas deberían ver el objetivo fijado como una oportunidad y cómo pueden acercarse lo más posible.

 

 

El 18 de julio, Heinen intervino en la sede europea de LAPP en el marco del "Taller de innovación intersectorial" y ofreció una primera visión de su experiencia en el tema de la "producción sostenible". El evento fue iniciado por LAPP con el fin de intercambiar ideas con representantes de diversas empresas industriales de Baden-Württemberg y desarrollar conjuntamente soluciones sostenibles para el futuro del sector industrial. Se trata de un planteamiento sensato e innovador, afirma Heinen, porque la cuestión de la sostenibilidad sólo puede abordarse con éxito más allá de las fronteras empresariales. A menudo, la idea es crear redes entre empresas para ser más eficaces juntos. Sin embargo, rara vez se pone en práctica, a pesar de su importancia.


Al fin y al cabo, una empresa por sí sola no puede conseguir reducir su huella de CO2 de tal manera que prevalezca la neutralidad climática. Esto se debe a que las emisiones están formadas por varios componentes, sobre los que una empresa no puede influir en su totalidad.

 

El Protocolo de Gases de Efecto Invernadero (GEI), una norma de probada eficacia para la contabilidad climática, identifica las llamadas emisiones "puerta a puerta", es decir, las que se producen desde la recepción hasta la expedición de mercancías dentro de una empresa. Además de estas emisiones directas (Alcance 1), por ejemplo de los equipos y vehículos propiedad de la empresa, el GEI también especifica las emisiones indirectas (Alcance 2) causadas por el suministro externo de energía. Éstas pueden controlarse y reducirse de forma independiente. Sin embargo, fuera de la esfera de influencia de una empresa, también existen otras emisiones indirectas (Alcance 3), que pueden encontrarse, por ejemplo, en la cadena de suministro y distribución, y que sólo pueden reducirse eficazmente si las empresas que forman parte de la cadena de suministro trabajan juntas en una solución, como los participantes en el taller de LAPP.


Según Heinen, a las empresas manufactureras como LAPP les resulta especialmente difícil reducir su huella de carbono porque gran parte de sus emisiones se generan en fases anteriores de la cadena, sobre las que no tienen ningún control. "Esto queda relativamente claro si tenemos en cuenta que estas empresas procesan metales o plásticos. Estas materias primas compradas contienen una enorme cantidad de emisiones que se generaron durante la producción original del material", afirma el ingeniero industrial.

 

¿Su solución experta? En primer lugar, barrer todo lo posible en la puerta de casa. En concreto, esto significa reducir drásticamente las emisiones que están bajo nuestro control. "Si todo el mundo hace primero los deberes en su propia fábrica, estaremos mejor en general", afirma el experto.


El primer paso es optimizar los procesos existentes para que funcionen de forma más eficiente dentro del sistema actual. Por ejemplo, Heinen recomienda utilizar menos energía o agua, u optimizar el uso del material para reducir los residuos. Las empresas también podrían empezar por optimizar su iluminación, aire comprimido, motores o tecnología de ventilación. A continuación viene el segundo paso, mucho más difícil, de la transformación: "Aquí es donde realmente tenemos que replantearnos e intentar redefinir completamente los procesos. Es un reto enorme". No obstante, Heinen pide que se dé el paso de la transformación sin demora, porque ve el negocio lucrativo del futuro precisamente en aquellas soluciones que ayuden a mitigar drásticamente el reto del cambio climático. Por ejemplo, dice, podría hacer que su propia fábrica fuera neutra en carbono, de modo que en lugar de consumir energía, en realidad produjera energía que pudiera utilizarse en otro lugar o venderse. "En conjunto, estos retos merecen la pena", afirma. Ni siquiera es necesario reinventar la rueda para que la transformación tenga éxito: Heinen señala que muchos ejemplos de buenas prácticas se basan en tecnologías ya existentes, como las bombas de calor. Ahora sólo hace falta dar el paso de aplicarlos con coherencia.

 

 

LAPP está dando este paso con varios proyectos de sostenibilidad, y lleva haciéndolo muchos años. En 2005, la empresa puso en funcionamiento el primero de cuatro sistemas fotovoltaicos. En 2022, los dos sistemas fotovoltaicos de la planta de Stuttgart y los dos de la planta de Ludwigsburg generaron casi 2 millones de kWh de electricidad, suficiente para utilizarla in situ y para inyectarla a la red. Basándose en la experiencia positiva de estos años, está previsto instalar más sistemas fotovoltaicos. Además de esta solución de generación de energía, LAPP también utiliza soluciones sostenibles para la calefacción y la refrigeración. La energía geotérmica, es decir, el calor almacenado en la corteza terrestre que nos es accesible y que se extrae del subsuelo mediante una bomba de calor, es utilizada por LAPP, por ejemplo, para refrigerar edificios. En la fábrica de cables de Stuttgart, el calor residual de los compresores se utiliza para calentar el agua potable y el edificio.